Tres hoteles para habitar el otoño en Galicia
El otoño en Galicia se despliega con un ritmo propio: los bosques se tiñen de ocres y dorados, el aire fresco invita a recogerse y los paisajes adquieren una intensidad serena pensada para ser contemplada sin prisa. Es la estación de los refugios, del calor suave de la madera, de las lluvias que golpean los cristales mientras dentro todo respira calma. Y es también el momento perfecto para descubrir alojamientos donde la arquitectura y la hospitalidad se entrelazan con el paisaje.
En Teito Magazine hemos seleccionado tres hoteles que son mucho más que lugares donde dormir. Son destinos que nos recuerdan que viajar en otoño es un acto de contemplación, un modo de vivir la arquitectura desde la calma y el paisaje desde dentro.
Casa Albaredo: altura, silencio y naturaleza
A 1.200 metros sobre el nivel del mar, en Brañas de Serra (Pedrafita do Cebreiro), se alza Casa Albaredo, una aldea rural rehabilitada por NUN Studio como un auténtico refugio entre cumbres. Con siete habitaciones únicas y capacidad para quince personas, este lugar invita al descanso profundo y a la búsqueda de inspiración en la soledad del paisaje gallego. Más que un alojamiento, Casa Albaredo es un gesto arquitectónico hacia la naturaleza: piedra, madera, materiales locales y espacios que parecen dibujados desde la serenidad.
Cada habitación combina madera vieja, lino, estuco y tonos cálidos que evocan calma y conexión con lo esencial. Mientras, los grandes ventanales atrapan la luz de la mañana y las vigas antiguas y los techos altos aportan carácter y un sentido de historia que va más allá de lo estético. En otoño, cuando la niebla acaricia las montañas y los bosques cambian de color, despertarse en Casa Albaredo se convierte en una experiencia sensorial. Frío fuera y refugio cálido dentro. El silencio interrumpido sólo por el viento entre los pinos.
El granero, otro de sus encantos, se convierte en un espacio de colectividad para acoger seminarios, talleres o encuentros en la naturaleza. Un rincón versátil perfecto para quien busca una pausa creativa o un retiro personal.
Casa Albaredo apuesta por lo local, lo simple y lo cargado de autenticidad.
Retiro da Costiña: arquitectura para habitar el cambio
En el corazón rural de Santa Comba, Gramática Arquitectónica firma Retiro da Costiña, un proyecto que es un acto de reconciliación entre arquitectura, naturaleza y permacultura. Situado sobre una parcela de 12.600 m², el complejo está compuesto por ocho módulos elevados que se posan sobre el terreno sin aplastarlo. Cada habitáculo contiene dormitorio, baño, salón y terraza, y se eleva ligeramente del suelo para permitir que el aire, el agua y la vida del suelo sigan su curso natural.
Pero antes de construir los módulos -que recuerdan a hórreos elevados sobre el terreno-, se erigió una muralla vegetal perimetral que separa dos realidades. Fuera, los eucaliptos invasores que no cambian con las estaciones; dentro, los árboles caducifolios, huertos y flores que revelan la Galicia de color y estaciones cambiantes. Esto convierte cada paseo en una experiencia sensorial que va más allá de la simple estancia.
La geometría circular guía el paisaje interior del proyecto. Gramática Arquitectónica organizó la parcela a partir de círculos superpuestos, no líneas rectas, creando recorridos suaves, historias que fluyen entre cultivos y senderos. Los módulos están pensados como una dualidad: una losa inferior que acoge los espacios interiores y una losa superior que se proyecta hacia el exterior, generando una cubierta vegetal que devuelve verde al paisaje. Las fachadas, de tono blanco roto, mantienen continuidad visual mientras que carpinterías en color castaño oscuro generan contraste y dan calidez al interior.
Hotel ATMOS: serenidad otoñal
En pleno entorno natural del río Tambre, el hotel ATMOS, obra del arquitecto Carlos Campos, se convierte en un refugio ideal para los días de otoño. Los bloques de hormigón visto y madera se funden con el bosque circundante, mientras las cubiertas vegetales permiten que las hojas caídas y los nuevos matices del paisaje se conviertan en parte del alojamiento. En esta estación, cuando el sol se retira antes y el viento trae consigo el aroma de la tierra húmeda, la piscina infinita y las terrazas ajardinadas se transforman en miradores perfectos para contemplar la calma que surge tras el bullicio del verano.
A medida que el bosque de Outes cambia de color, el hotel ATMOS ofrece una experiencia que abraza el paisaje desde dentro. Las diez habitaciones con jacuzzi y terraza privada se abren hacia el río y la arboleda que pintan el fondo con tonos cálidos y suaves. Los materiales naturales como la madera y el hormigón contribuyen a crear un entorno íntimo, sincronizado con el ritmo del bosque. En otoño, cada rincón del hotel invita a la pausa y a la contemplación.
Fotografías: Casa Albaredo (NUN Studio) + Retiro da Costiña (Luis Díaz Díaz) + Hotel ATMOS (Chema Caamaño)