Si los valores de la artesanía contemporánea pudiesen representarse con un nombre propio, este sería Frank Buschmann. De origen alemán y con infancia en Sudáfrica y Nigeria, pasó a formarse y a crecer profesionalmente en Alemania y Holanda. Tras una larga trayectoria en el mundo del diseño industrial y la gestión cultural, decidió dejar todo para instalarse en Corcubión, donde montó su propio taller de ebanistería en 2012.

Los principios sobre los que basa su trabajo son la sostenibilidad, la belleza y la funcionalidad, términos que aúna en cada una de sus piezas, construidas manualmente y evitando el uso de herramientas mecanizadas. Preocupado por el cambio climático, trata de utilizar maderas locales y de cercanía, como el castaño gallego o el pino, muchas veces infravalorado y que en sus manos se revaloriza hasta alcanzar la definición de obra de arte.

Su obra se inspira y bebe de la cultura shaker – comunidad religiosa del S.XVIII famosa por la belleza de sus muebles y arquitectura en madera – y de George Nakashima – considerado el shaker japonés-. Frank Buschmann estudia con minuciosidad y atención las piezas, analiza sus formas y usos y reinterpreta estos clásicos con sus propias manos. Un trabajo académico al que se suma después el perfeccionamiento de la técnica y la búsqueda de la calidad y la innovación.

La Fundación Artesanía de Galicia no tardó mucho en fijarse en él y en apoyar su trabajo, lo que le valió el premio Artesanía de Galicia en 2019. Frank busca “redescubrir los valores de la artesanía para elaborar narrativas que contrarresten el efecto corrosivo que generan los modelos de vida actuales“.