FALADOIRO

Desde el ágora griega a los foros romanos, desde los cafés a las plazas de los mercados, en las esquinas de las calles viejas del puerto o en los jardines traseros de un palacete, han sido lugares donde las pasiones más intensas han propiciado promesas inocentes y desesperadas, las mejores historias han sido contadas, donde ha germinado la filosofía y las corrientes de pensamiento, se han declarado guerras o se han firmado armisticios, las conspiraciones más astutas han sido acordadas y naciones e imperios han nacido o caído.

Faladoiro, “el lugar donde las personas se encuentran para hablar”, da nombre a un interesante proyecto de Sinaldaba ubicado en una vivienda contemporánea en Santiago de Compostela que propone, a modo de foro, un espacio donde las cosas sucedan.

El proyecto plantea dar un nuevo uso a un espacio residual en la vivienda convirtiéndolo en un oasis que alimenta el diálogo, el encuentro, invita al ocio, la lectura y la relajación activa o el juego. Dúctil y cambiante, acomodado bajo la línea base de la planta para favorecer la sensación de recogimiento, actúa como un ecosistema en sí mismo dentro del edificio, propicio para largas conversaciones, lecturas, meditación o reuniones.

A través de una escalera deconstruida nos sumergimos en el espacio de madera cálida, bañado por la luz cenital que desciende sobre la planta.

La paleta de colores del mobiliario invita tanto a la relajación como a la creatividad. Los distintos asientos y respaldos recuerdan a dulces esparcidos, pequeños espacios que saborear y disfrutar en compañía.

Es posible generar un microcosmos para quienes buscan un rincón recogido para leer, así como acomodarse en la parte superior del espacio para obtener una vista más completa y expuesta del foro, en el caso de una reunión my concurrida entre amigos y familia.

Desde que existe memoria, las historias que de verdad importan, así como los recuerdos más cálidos, se cuenta muchas veces en lugares de paso, lugares residuales, lugares comunes por los que transitamos de un espacio con nombre a otro.

En la últimas décadas hemos dejado de explotar este tipo de lugares de conexión en favor de los espacios más privados y cerrados. Pero nuestra nueva tendencia respecto al aprovechamiento de los espacios, a otorgar un propósito a cada metro cuadrado que habitamos, junto a una nueva querencia por la interconexión entre personas y la interacción social entre vecinos, ha abierto de nuevo un diálogo basado en la necesidad de dar nuevos propósitos a espacios en desuso y convertirlos en espacios de interconexión, abiertos y acogedores.

Desde los proyectos urbanísticos de ciudades como Copenhague a la hora de otorgar espacios para el uso creativo de sus habitantes o la progresiva reconstrucción de Manhattan, tanto a pie de calle como en edificios, en favor de la humanización de espacios y la ductibilidad de funciones, hasta las propuestas de Kenya Hara desde Japón y sus colaboraciones con expertos en arquitectura, diseño y arte para la definición de espacios cohabitales, intergestionados por pequeñas comunidades, abren el camino para afrontar problemas tales como el aislamiento de los grupos de edad más avanzados, la accesibilidad o la desconexión entre los distintos miembros dentro del seno de una familia o de una comunidad. Desde lo nuclear de un hogar a lo global de una ciudad o un territorio, resultará interesante ver a dónde nos lleva este corriente, si servirá para mitigar el aislamiento y favorecer la riqueza del intercambio o propiciará nuevos retos y problemáticas no advertidas antes.

Desde Faladoiro todo parece estar bien y eso ya es una victoria del todo ilusionante para un proyecto que ha conseguido alimentar recuerdos compartidos donde antes no había nada.


· Interiorismo: Sinaldaba
· Fotografía: Luis Díaz Díaz
· Ubicación: Santiago de Compostela, A Coruña
· Año: 2017



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